Turismo Temuco

20 años Museo Nacional Ferroviario Pablo Neruda


20 años del Museo Nacional Ferroviario Pablo Neruda: un fragmento de historia suspendido en el tiempo

Veinte años después de su inauguración, el Museo Nacional Ferroviario Pablo Neruda, situado en el corazón del casco antiguo de la ciudad, sigue siendo un pilar fundamental de la memoria colectiva. Este museo ocupa la histórica Maestranza de Temuco, antigua propiedad de la Empresa de Ferrocarriles del Estado de Chile hasta su transferencia a la Municipalidad de Temuco en el año 2001. Desde entonces, la municipalidad ha liderado un proyecto ambicioso para preservar y recuperar el patrimonio ferroviario.

Los inicios de este emblemático recinto se remontan a 1905, cuando se adquirieron los terrenos para la construcción de la futura Maestranza de Temuco. En 1929, comenzó la edificación de la actual Casa de Máquinas, dotada de un amplio taller de reparaciones. Esta construcción se llevó a cabo en dos fases, finalizando la primera en 1933 y la segunda en 1943. Con la capacidad para albergar 34 locomotoras.

La protección de este recinto es obra de la Asociación de Conservación del Patrimonio Ferroviario, presidida por Ian Thompson y representada en Temuco por Mario Fuentes Romero. Ambos solicitaron al Consejo de Monumentos Nacionales la declaración de la Casa de Máquinas y su contenido de locomotoras como Monumento Histórico Nacional. Esta solicitud fue concedida mediante el Decreto Nº 582 del Ministerio de Educación, con fecha del 1 de diciembre de 1989.

El 24 de febrero de 2004, este recinto ferroviario reabrió sus puertas como un complejo museológico, que consta de cuatro edificaciones que testimonian la época dorada del ferrocarril: la Carbonera, la Administración (actualmente convertida en Galería de Arte), la Casa de Máquinas y la Maestranza. Además, alberga una colección invaluable de piezas de material rodante, seleccionadas tanto por su valor histórico como por sus características técnicas.

Piezas ferroviarias que aguardan en el museo
Doce antiguas locomotoras a vapor de los tipos 54, 57, 70 y 80, junto con nueve vagones, dos buscarriles y una máquina a electrodiesel, que en otro tiempo permanecían en silencio y cubiertas de polvo, hoy forman parte del valioso patrimonio del museo. Entre estas reliquias, destaca la locomotora denominada ES Nº1 (Especial Servicio). Fabricada en 1923 en Alemania por la renombrada fábrica Linke Hofmann Lauchhammer, esta locomotora fue inicialmente destinada al uso del director general de ferrocarriles. Sin embargo, en 1954, con motivo de la visita del entonces presidente de Argentina, Juan Domingo Perón, se convirtió en el vagón oficial. A lo largo de los años, este vagón ha transportado a varios presidentes chilenos, como Jorge Alessandri Rodríguez, Eduardo Frei Montalva, Salvador Allende Gossens y Patricio Aylwin Azócar. También llevó a la poetisa Gabriela Mistral a Valparaíso para asistir a un homenaje oficial en la década de 1950, poco antes de su fallecimiento en los Estados Unidos.

Todas las piezas ferroviarias se encuentran en un excelente estado de conservación, gracias a una meticulosa restauración. Los coches también han sido objeto de una minuciosa conservación, proporcionando valiosa información sobre los criterios de diseño, gustos y materiales utilizados en la época.

Entre las piezas ferroviarias destacadas se encuentra el Coche Presidencial, que fue donado al museo por el ex presidente de la República, Ricardo Lagos Escobar. Este coche ha sido restaurado respetando los materiales originales. Por otro lado, el autocarril es una pieza única en su tipo, adquirida por la Presidencia de la República y frecuentemente utilizada por el ex presidente don Carlos Ibáñez del Campo durante su segundo mandato.

Pablo y los trenes
La infancia de Neftalí Reyes Basoalto, más conocido por el nombre Pablo Neruda que adoptara a partir de 1946, pasó en la Maestranza, entre los trenes que su padre conducía de Temuco a Santiago. Pablo creció jugando en las locomotoras y los rieles, por eso en algunas de sus obras póstumas, como Confieso que he vivido, refleja esta parte de su vida ligada a los ferrocarriles y a la ciudad que lo vio nacer como hombre de letras.