Turismo Temuco

Museo Nacional Ferroviario Pablo Neruda


Restauración de coches busca ampliar y mejorar servicios turísticos del Museo Nacional Ferroviario Pablo Neruda

En las últimas décadas del siglo XIX, el ferrocarril vivió su auge en Chile, alcanzando su punto más alto en las primeras décadas del siglo XX. En ese contexto, Temuco se destacó como un importante centro ferroviario desde 1883. La creciente demanda llevó a la adquisición de terrenos para la maestranza en 1905. Aunque cerró en 1983 debido a la llegada de trenes eléctricos, en 2004 reabrió sus puertas como el Museo Nacional Ferroviario Pablo Neruda. Con cuatro edificios y una valiosa colección de piezas restauradas, el museo muestra el esplendor del ferrocarril, destacando por su excelente conservación y la rica información histórica que ofrece.
Hoy en día, las piezas ferroviarias se encuentran en excelente estado gracias a una cuidadosa restauración y conservación, ofreciendo valiosa información sobre los criterios de diseño, procedencia y materiales de la época.

En este contexto, el Museo se embarca en la tarea de restaurar piezas ferroviarias con el propósito de reintegrar coches y locomotoras a vapor. La finalidad no se limita únicamente a convertirlas en exhibiciones visuales, sino que también se busca que los visitantes las disfruten de manera vivencial, como la experiencia ofrecida por el convoy del Tren de La Araucanía, que incluye a la locomotora 820, tres coches de pasajeros, un coche comedor y un carro aljibe. Este último, cada año realiza viajes al pasado por Temuco y Victoria, permitiendo a cientos de visitantes disfrutar de la fascinante historia ferroviaria.

Actualmente, desde la Casa de Máquinas, los maestros ferroviarios se dedican activamente a la restauración de coches como parte integral del proceso de preservación. Su objetivo es la restauración completa de las estructuras, manteniendo los colores originales combinados con la comodidad necesaria para una buena experiencia. Este esfuerzo busca conservar la rica historia local y mantener la estética de aquellos momentos en que estas piezas brillaban en las vías ferroviarias.

Uno de los vehículos es el Coche Socometal 2081, de segunda clase y fabricado en Chile, que llegó al museo antes de 2004. Su restauración exterior fue un proceso meticuloso que involucró la remoción cuidadosa del metal para recuperar el material, la renovación de áreas en mal estado, y finalmente, la aplicación de una capa de pintura en su color original. En la actualidad, se encuentra en la fase final de restauración, preparándose para unirse al convoy del Tren de La Araucanía. Esta mejora no solo busca elevar la calidad del servicio, sino también incrementar la capacidad de pasajeros en respuesta a la creciente demanda anual.

Otro carro es el Coche de Pasajeros Turista 450, que estuvo en funcionamiento en los trenes del ferrocarril estatal entre 2018 y 2021. Inicialmente, cubría la ruta Santiago - Puerto Montt y luego Santiago - Temuco. Durante todo el año 2023, ha estado siendo sometido a trabajos de restauración. El interior está completamente restaurado y actualmente, el proceso de restauración exterior ha alcanzado el 80%.

A estas acciones destaca que para el año 2024, se espera completar la restauración del Buscarril - Adhi 2104, una máquina alemana fabricada en 1970 y alimentada por petróleo. Estos trenes fueron introducidos como un intento de reemplazar las máquinas a vapor, siendo más prácticos y económicos para los viajes. A través de esta iniciativa se agregará un atractivo adicional a la comuna, ofreciendo una experiencia única para los visitantes.

Vale la pena mencionar que, durante el proceso de restauración, algunas de las piezas más desafiantes de encontrar son las válvulas de freno y los cilindros que componen la estructura debajo de la carrocería de un tren, la cual conecta los ejes con las ruedas, así como las instalaciones sanitarias, entre otras. La dificultad radica en que, en muchos casos, estas piezas deben adaptarse o incluso fabricarse desde cero con materiales y productos contemporáneos, lo que implica un esfuerzo considerable para dejarlas en óptimas condiciones. Estas acciones no solo representan la dedicación del Museo Nacional Ferroviario a preservar la historia, sino también su compromiso en mejorar y ampliar sus servicios turísticos, brindando a las y los visitantes experiencias más enriquecedoras.